Hora Santa
Por los Laicos



Monición:
En el estado de vida de todos los incorporados a Ti Señor por nuestro bautismo, estamos integrados a tu Pueblo Santo y hechos partícipes a tu modo del oficio sacerdotal, profético y real, los laicos ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos corresponde. El lugar de trabajo de los laicos es específicamente en el mundo, en la sociedad, dando testimonio de los valores humanos y cristianos y ayudando a crear una sociedad que sirva a los seres humanos y responda a sus necesidades, por ello te ofrecemos esta oración.


Texto Bíblico:
Del Santo Evangelio según San Lucas:
Lc 7, 36-50
En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas le bañaba los pies, los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.
Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: "Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora".
Entonces Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El fariseo contestó: "Dímelo, Maestro". El le dijo: "Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?". Simón le respondió: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Entonces Jesús le dijo: "Has juzgado bien". Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por l o cual, yo te digo:
sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama". Luego le dijo a la mujer: "Tus pecados te han quedado perdonados".
Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: "¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?". ". Jesús le dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado; vete en paz".
Palabra del Señor.
Música para meditar. La Victoria.
Disco 2, pista 6.
Música para meditar. Melodía de Paz.
Disco 2, pista 11.

Reflexión:
De los laicos, dice el Catecismo de la Iglesia Católica que: 'están incorporados a Cristo por el Bautismo, forman el Pueblo de Dios y participan a su manera de las funciones de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey' (CIC 897). 'Tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios'
(CIC 898). 'Deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia, es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del jefe común, el Romano Pontífice y los obispos en comunión con él.' (CIC 899). 'Tienen la obligación y gozan del derecho... de trabajar para que el mensaje divino de la salvación sea conocido y recibido por todos.' (CIC 900). Dice el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica que los laicos debemos ofrecer a Dios
'sobre todo en la Eucaristía, la propia vida con todas las obras, oraciones... la vida familiar y el trabajo diario, las molestias de la vida diaria sobrellevadas con paciencia, así como los descansos físicos y consuelos espirituales' (ver C. CIC 188-191).
Queda así claro que los laicos se caracterizan por la secularidad.
Este es el rasgo propio específico de su vocación. La secularidad es la afirmación del valor de las realidades temporales pero afirmando su dimensión trascendente y con la intención de ordenarlas desde principios espirituales y sobrenaturales. El secularismo es la afirmación de la realidad temporal que rechaza su dimensión trascendente, y, por tanto postula un "mundo" en el que no entra Dios, un mundo sin principios espirituales.
Los laicos son el signo de Dios que actúa, con toda su fuerza creadora, en medio de las realidades temporales. Cuando afírmanos la fe en Dios, creador del universo, estamos diciendo que todas las cosas se ordenan en él y tienen su sentido en ellos muestran a todos cómo el mensaje cristiano se concreta en
la constante evolución de las estructuras sociales y políticas, en la expresión del arte y de la ciencia, en la educación y en tantos y tan variados campos de la secularidad.
Otra característica de la vocación laical es que su vida está como
entretejida con esas realidades temporales, de modo que es inseparable de ellas. No es que los laicos, desde la Iglesia se introduzcan en el mundo. Más bien hay que pensar en una Iglesia profundamente injertada en el mundo, y en los laicos como aquellos que expresan el sentido cristiano de todas las cosas a partir de su misma vida.

Canto: Alma misionera.
Disco 1. Pista 9.


PETICIONES
Acudamos a Dios Padre, que en Jesucristo nos ha llamado a ser un Pueblo Santo, presentándole nuestra oración comunitaria. Respondemos todos:
Escúchanos Padre.
- Por toda la Iglesia universal, para que guiada por el Espíritu Santo, pueda siempre responder al llamado constante hacia la santidad. Oremos.
- Por todos los laicos comprometidos, hombres y mujeres, que han sabido testificar cómo la fe cristiana es la única respuesta plenamente válida a los problemas y expectativas de la vida, haciendo presente a Cristo y al Evangelio, siendo luz y fermento, y haciendo que todas las cosas estén en orden al Reino de Dios. Oremos.
- Por todos los cristianos, para que las preocupaciones y problemas de la vida no los aparten de Dios. Oremos.
- Para que seamos capaces de ver y tener conciencia de los que están lejos de Cristo en medio de nosotros y así ayudarles con nuestro testimonio a conocerte más Señor. Oremos.
(Se pueden agregar peticiones particulares)
Todas estas intenciones te las presentamos, Padre que nos amas tanto y que con tu Santo Espíritu nos invitas a seguirte, porque queremos comprometernos a dar testimonio de Ti en medio del mundo. por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Canto: Tú, Señor
Disco 1, pista 4


14. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

V.: Les diste pan del cielo. (T.P. Aleluya).
R.: Que contiene en sí todo deleite. (T.P. Aleluya).
Oremos:
Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R.: Amén.
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Angeles y en sus Santos.
Concluida la bendición, el mismo sacerdote que impartió la bendición u otro sacerdote o diácono, reserva el Sacramento en el tabernáculo, y hace genuflexión.
Canto de salida:
Canto: En los Cielos y en la Tierra
Disco 3, pista 16
